lunes, 31 de octubre de 2011

Porque Liliana Felipe me canta a mi

Uno se hace una historia de papel
para doblarse chiquitito y llegar a donde estás, donde estás.
Uno inventa un domicilio, algún lugar donde pueda imaginarse que tus ojos leerán o mirarán.
Un alcanza alguna nube para andar y subir bien alto echando besos que quizás, te rozarán, me rozarás.

A nadie le gusta que te estés quedando sola
son tristísimos los vientos sin gorriones
de tu silencio crecía una margarita, para la niña bonita, para tu pueblo bonito

Uno llena el calendario de algodón,
para apagar el ruido de tres años tristes sin tu voz, sin tu voz
Uno espera en cada esquina oler tu olor y con mis manos des bien fuerte ante mi puerta y yo te abriré, te abriré

A nadie le gusta que te estés quedando sola
Son tristísimos los vientos sin gorriones
De tu silencio crecía una margarita, para la niña bonita, para tu pueblo bonito
De tu silencio crecía una margarita, para la niña bonita para tu pueblo bonito

Uno se hace una historia de papel
Para doblarse chiquitito…


lunes, 24 de octubre de 2011

DOMINGO DE ORDEN


Domingo de orden: encuentro, entre tantas cosas, con una foto cuando soñaba con algo más o menos parecido a lo que tengo hoy (dicho, sin ningún matiz de orgullo).
Hace algunos meses que me mudé de casa, porque quería hacer un cambio en mi vida y hasta hoy ordeno y limpio un espacio donde guardo quizá no lo más valioso, pero si, cosas muy significativas. ¡Qué bonito es limpiar! porque uno recuerda cada cosa con cada uno de los detalles, muchas de esas cosas tienen polvo, se limpian y se vuelven a guardar, otras simplemente se botan, como en  la vida misma. Esta son algunas de las cosas encontradas, que por ahorita pienso dejar todavía y otras que, no menciono porque se van a la basura. Y aprovecho para invitarlos hacer limpieza en sus gavetas también…
Libretas pautadas de mis clases de música, mi primera agenda y todas las que he tenido, mi primera libreta de ahorros, algunas facturas, cuadernos de clases, discos de música, de fotos, de videos, de porno, entre ellos un disco de carbón de Chaikovski; libretas de apuntes, de ideas y poemas, citas de autores, números de teléfonos; fotos de mis primeras presentaciones de teatro con muy mal  maquillaje (muy mal todo), foto de la mi graduación de bachiller, foto y reportaje de mi primer premio literario, notas que nunca debía olvidar, cosas que hacer en la vida antes de morir,  como mi check-list sexual y mi check-list de países a visitar y mi check-list de comidas y licores, cantidades de diplomas, mi primer carnet  de promotor cultural, la primera y única vez que modelé para  una revista, la única foto que conservo en una revista  de mi primer amor; una foto sentado en la fuente del Palacio Municipal de Santa Ana con amigos que extraño  mucho, muchísimo (de izquierda a derecha, Felipe, Jesica, Silvia, Evelyn, Adriana, Yo y Julio); una nota muy poética sobre mi espectáculo de graduación como Actor, una foto de una revista donde aparecí desnudo y no me avisaron lo cual me sigue molestando porque se me ve todo el pito; la invitación a mi primer espectáculo“amateur” y la invitación a mi primer espectáculo "profesional”; tarjetas no entregadas de mi antepasado cumpleaños con los respectivos nombre de los invitados; unos juguetitos, un soldadito, una conchita, una cajuelita, una nota, un pedacito de tela; separadores de libro que siempre me gustaron, mi primera declaración de renta, muchas tarjetitas kitsch de esas que venden en los buses con sus respectivas dedicatorias, dos sobres con cartas que nunca entregué, y que nunca las entregaré; mis primeros colores, los que me compró mi papá y que nunca he vuelto a ver en tiendas; un papel de regalo, color azul, donde venía un libro de Tennessee; una llave, un sobre de cartón, que era un regalo compartido donde venían dos libros; la factura de mi primera plancha, por eso de las garantías (aunque ya está vencida); la factura de mi último celular, y la factura del último chip que me regalaron, una foto en México, una concha de las playas de Nicaragua, un pito de Guatemala, una tarjeta navideña, un lanza burbujas, el lapicero que un niño me regaló, de los que él vendía y que me hizo llorar en un comedor del centro; tarjetas de invitación, la bolsa de los lentes de  mi primer película 3D, un par pestañas postizas, un tirro de corazoncitos, la bolsa de mi grabadora de periodista; un pulmón (un aparato que se adapta al inhalador) para emergencias por mi asma, un pedazo de billete de dólar, una carta de amor de tres páginas, donde al final hay un post data, que dice: y burbuja; un broche, unos lentes, monedas, unos billetes de mentira, la tarjeta de los Narigudos una obra para niños, el Carnet de un Clínica, un libro que ni me acordaba que lo tenía, un preservativo, un hilo rojo que prometí no quitarme;  una lupa, la factura de un restaurante, una pajilla con forma de pene, una flor seca, un anillo, poemas míos y de otras personas, una bolsa de papel que tiene una  gran G rosada algunos, botones, una manta y un pincel.

martes, 18 de octubre de 2011

ANTES DE DORMIR







Suena Father Lucifer  de Tori Amos, pienso en su complicada vida, de la vez que la violaron por su imprudencia, amenazándola de muerte. Tori seguramente aprendió de la experiencia, que los deseos pueden convertirse en pesadilla. Veo el techo, suspiro, veo la pared y pienso que me hace falta no solo una repisa que poner para que ocupe espacio en mi cuarto, me pregunto cuáles son mis limites, los límites del deseo y si éste tiene límites. Vuelo a pensar en Tori y de lo mucho que tenía de no escucharla, pienso en su pelo rosa  y siento mi sábana, rosa. El frío se disipa y el calor me desnuda. Un dolor trémulo en la espina, imágenes, luces, colores vienen, cambios, cabellos, lunares, la vuelta al mundo, el deseo, el suspiro, el ambiente. Amos sigue cantando y su piano aumenta en agilidad. Yo, agito también mi respiración, las teclas del piano, mis costillas. Ahí conmigo, Tori Amos que se acerca, me besa, me abraza, la abrazo y comenzamos a danzar, escuchando nuestro canto, viéndonos mutuamente si decir palabras. Con mucho miedo me rozo, me muevo y canto también. Me rio nerviosamente y es como la primera vez que bailé a mis cuatro años con una chica, quería que fuera así, así lo es, como la primera vez, temblando. Se escucha Crucify, continúo aunque vacilando torpemente, mis manos, mis pies, mis orejas, mis ojos, mi cabello, cantan todos, teclas del piano, entre lo azul y lo verde de las paredes. Continúa Profesional Windows y pongo en práctica también mi profesión, comienzan a moverse los libros, la ropa, bailan como ritual, el ventilador gira y la luz se apaga y se enciende, se levantan las cosas, se toca, se rozan, se enredan. El espejo cae, se quiebra y los pedacitos en conjunto con la luz parpadeante hacen una discoteca. Al siguiente track los papeles vuelan, los cuadros se acercan a mí, disco eterno  toca mi pecho y dejo que la foca descanse sobre  la roca,  y que se abre una puerta, los colores se salen, los veo, no es mentira, los veo, de verdad, los veo. Estoy levitando y las telas, las luces, los objetos giran a mi redor. Grito, se abren mis poros, se abren tanto que comienzan a salir mis vísceras, la sangre, el agua, los huesos; me desprendo, me desvanezco. God, Tori Amos está ahí, yo estoy, existo, puedo volar, soy invisible. Me and a  Gun. Conmigo, con ella, que no dispararé,  que no puedo, que no funciono, que no disparo, que no debo, aunque quiera. De repente no veo más, el desprendimiento me ha desorientado. No comienzo a entender. Sigo  permitiendo que la música haga de mi lo que se le antoje Silent All These Years. Las palabras, los tonos y las melodías se comienzan a deformar, mi pálpito retrocede, y mi lengua lame mi lengua entrando en mi propia boca, mis ojos se une, mi piel está rozando la pared, pierdo sensibilidad, la conciencia, el sentido, la razón.

Estoy a oscuras, parpadeo porque breves destellos me impulsan, y ella se va, se va lejos, se fue, o yo me estoy quedando dormido, es el silencio. Abro bien los ojos, ella ya no sigue sonando y todo está como lo dejé, estoy como me dejó: completito, intacto, inmóvil.  Acostado, viendo eso destellos, que son unos pedacitos de espejo furtivos, que vuelan de regreso a su marco, la lista vuele a sonar otra vez, pero apago el “reproductor”. Mejor me duermo y comienzo a soñar con la realidad. 

miércoles, 12 de octubre de 2011

Una foto con nota



He deseado estar tranquilo, estático, lo he intentado, hacer un poco de yoga, respirar tranquilamente, caminar despacio, caminar mucho, pensar, escuchar, estar sentado en mi cama observando cada una de las cosas con sus calcetines puestos, lo he hecho. Como también he corrido mucho, caminado por toda la  ciudad (a veces de madrugada) mojado por la lluvia y mojado en lágrimas (el único baño), fumar tantos cigarros que ni me acuerdo, intentar lavar platos o mi ropa, o hacer algo que me ocupe, tararear lo poco que me acuerdo de la música que algún día tuve, soñar con alguna película que vi, leer o fingir leer en un parque, ver la comida y vomitar, hundirme en las sábanas, todas las que tengo, escuchando el goteo y alguno que otro auto pasar, pensando en que es momento dejarlo todo y volver donde no me esperan, donde se oculta el sol, donde yacen recuerdos de los cabellos rizados de una mujer que me parió. Salgo de entre las sábanas, al medio día y estoy desorbitado, me veo al espejo, una barba tan grande que recorre las aproximadamente 90 gradas del edificio, hasta el suelo y luego pasa por los girasoles hasta allá, envolviéndolo todo, como una enredadera, injertada al suelo, a las alcantarillas, a los árboles, los pájaros hacen su nido, y la gente no se sorprende, no me detiene, no me avisa, soy todo barba. 

Vuelo a despertar (4:01 a. m.), me veo al espejo, tomó lo que no me pertenece lo embolso, hago una nota y la  coloco en una foto, me pongo ropa deportiva salgo corriendo sin pensarlo, hasta cansarme, hasta tener cólico, hasta sudar lágrimas, hasta vomitar lágrimas deteniéndome en un árbol, arrodillado, agotado, solo, sin que nadie me vea, y de repente veo hacia arriba y no tiene hojas sino restos de mi barba. Llegadas las seis, tomo la foto y la imprimo.

- ¿A colores?- No,  en escala de grises por favor.

jueves, 6 de octubre de 2011

Calvin y Hobbes

CALVIN Y HOBBES



La vida está llena de posibilidades

¡Por ejemplo ahora mismo, en lugar de esperar el ómnibus del colegio, podría hacer señas con el pulgar, conseguir un viaje y pasar el resto de mi vida en el seregeti emigrando con los Ñus!


El  seregeti está en Africa, no podrías pedir que te lleven allí

La vida está llena de posibilidades imposibles

martes, 4 de octubre de 2011

risas sobre mí




Hace mucho que quería hacer esta entrada, pero algo me detenía, seguramente por miedo… miedo a recordar. Pero ya que, de un tiempo hacia aquí me burlo mucho de mí, la publico para burlarme del recuerdo, pero sobre todo para reírme de cómo era yo, y por supuesto para compartirlas con ustedes y se rían conmigo (las dos primeras hechas, seguramente en Foto Flores). 

Tres fotos, la primera de cuando tenía doce o trece años y terminaba noveno y es la foto más vieja que conservo, la segunda de cuando tenía quince y salía de bachillerato (ambas están en mis documentos (títulos) de graduación de su año respectivo) y la última hoy, que tengo 26 y escribo esta entrada.

Noten ustedes que en la primera (donde no me peinaba) parezco “empachado” o enfermito de algo (que por cierto años a tras mientras estuve en el hospital gracias a mis constantes ataques de asma, mi mamá decía cuando salí del hospital, que los doctores me habían “adelantado”, nunca lo entendí, porque más bien parezco retrasado, y eso que para la foto me quité las gafas ). La segunda foto (me peinaba con gel la ola) ya me veo, así como “recuperadito”, tal como lo dice la gente al ver a un niño cachetón. – bien sanito te ves ahí (esto siempre me dió risa) – decía mi tía Tita que estaba en los Estados Unidos y que me mandó el traje de graduación, que por cierto me quedó muy grande, la foto no miente. 

Mientras escribo y veo estas fotos, recuerdo, vuelvo a vivir, y una que otra lágrima intenta quitarme la posibilidad de que hoy me ría de todo mi pasado. Ahora estoy así, como en la última, y podría decir que lo más evidente que ha cambiado, a parte de los peinados, es el color de la foto. 

¡Chistoso no!