jueves, 29 de mayo de 2014

Transformaciones en el proceso formativo de alumnos que pertenecen al Grupo de Teatro (Gruta-Unasa) de la Universidad Autónoma de Santa Ana.




En Santa Ana todo es más pequeño dice José Abraham, estudiante de último año de bachillerato en TICS del INSA (Instituto Nacional de Santa Ana) y que, además, pertenece al Grupo Universitario Teatral (Gruta) de la Universidad Autónoma de Santa Ana (UNASA), el día que fuimos al cine, después de asistir a una reunión del Comité Nacional Universitario de Teatro (CoNUT) en San Salvador. Al terminar la reunión en la que se solicitaba a dos alumnos participantes de los grupos de teatros de las Universidades que pertenecen el CoNUT para que tuvieran más protagonismo en las actividades orientadas hacia uno de los eventos más importantes de las Universidades en materia teatral: El Encuentro Nacional de Teatros Universitario (ENTU). Nos fuimos al cine junto con Blanca María Valdés, estudiante de tercer año de la Lic. en Ciencias de la Comunicación que también asistió a dicha reunión. Los tres decidimos que al salir de la reunión iríamos al cine, porque creo que, además del trabajo, es muy importante compartir con los alumnos momentos que nos hacen crecer como amigos. José al ver que el cine era más grande hizo referencia a que en Santa Ana se carece de infraestructura más amplia en todos los ámbitos; lo que me hizo reflexionar en lo siguiente.

Es cierto, yo también sentí que todo era más pequeño en Santa Ana. Si El Salvador es muy pequeño, todo es pequeño, en Santa Ana mucho más. Acá todo mundo se encuentra más seguido, además la población es menos, los centro comerciales son más reducidos. Esa misma sensación tuve yo desde que me dediqué a viajar a Santa Ana por mi trabajo como docente del grupo de teatro institucional de la Universidad Autónoma de Santa Ana (UNASA).
José Abraham como otro estudiantes son beneficiarios directos de este proyecto, que a mi llegada, además de brindar el servicio a jóvenes estudiantes de las distintas carreras de UNASA, se abrió las puertas a todos aquellos que no pertenecen a la Universidad y que estudian, ya sea en último año de bachillerato o en otras Universidades. Gruta, es el único proyecto de 5 años consecutivos en la zona; otras Universidades de occidente no tienen un grupo de teatro institucional, es decir, Gruta es el único respiro en Santa Ana para la juventud que quieran desarrollarse en áreas del artes y específicamente el teatro. A UNASA viene alumnos de distintas instituciones y de los lugares aledaños. Gruta pues, lo conforman tanto estudiantes de UNASA y externos. José, después de terminar bachillerato, se unirá a la Escuela de Comunicaciones de ésta Universidad, y contrario a lo que se podría pensar en que la estrategia es halar estudiantes de otras instituciones hacia UNASA, lo cierto es que él además, fue beneficiado el año pasado con una beca completa para sus estudios; beca que ganó como escritor gracias a un concurso de literatura que organiza Nueva Acrópolis con la que se colabora regalando becas completas para todos sus estudios superiores.

Realmente no intento hacer una apología sobre la labor de la Universidad, los hechos de Proyección Social son evidentes y hablan por sí mismos. Lo que intento escribir son mis apreciaciones de las transformaciones que este tipo de proyectos tiene sobre los alumnos, independientemente sea su proceder y de cómo este trabajo se ubica en un contexto en el que al parecer el acceso al arte es mucho más difícil.

José Abraham simplemente es una muestra de estas transformaciones, al igual que Blanquita, una de las mejores estudiantes de Comunicaciones, Christian que está involucrado en todos, o Vilma que estudia psicología en la UES entre otros. Ellos me han permitido observarlos, compartir con ellos, reflexionar, aprender, etc. Creo de todos modos que este proceso formativo ha sido recíproco durante dos años que llevo con ellos.  Nos reunimos todos los sábados y días especiales si surge algún evento que atender. Ellos viven emocionados haciendo teatro, es como un espacio de respiro y de aprendizaje al igual que para mí. Es el día en que podemos llegar con ropa cómoda, quitarnos los zapatos, jugar, gritar, ser nosotros mismos. El teatro nos lo permite. El teatro nos ayuda a quitarnos máscaras sociales (irónicamente) para ser tal cuales somos, o simplemente intentar aprender a conocernos.

Una plegaria para los salvajes de corazón que se encuentran enjaulados  (Tennesse Williams –Dramaturgo estadounidense)

Ellos, mis alumnos y yo, hemos descubierto el mundo del teatro, cada día aprendemos algo nuevo de la vida misma, somos como pájaros, éramos como pájaros enjaulados y nos encontramos, nos liberamos. Yo suelo hacer un ejercicio teatral  propuesto por Augusto Boal (pedagogo teatral): jugamos a ser desconocidos que se van en un crucero y aprendemos a conocernos allí, sea cual sea nuestra relación anterior. El teatro es o debe ser un mundo nuevo, es un viaje nuevo durante un tiempo de nuestras vidas, un viaje que tiene que ser satisfactorio, lúdico, lleno de felicidad.

Hace un tiempo ellos se liberaron más. Hemos entrado a una etapa donde construimos un espectáculo con material real, de historia propias de sus vidas. Cada uno tenía la tarea de contar una experiencia que tuviera que ver con sus propios miedos y de cómo se mira esa historia con ojos nuevos. Así, “La Primera vez”, título que le di al trabajo, se ha ido convirtiendo no solo como un espacio de catarsis sino como un espacio creativo, de sus mismas historias. Estamos construyendo escenas, y de las escenas haremos una dramaturgia completa. Hay en este ejercicio escénico de todo, desde lo más bizarro, hasta lo más crudo. En este trabo se evidencia que en un lugar donde todo es pequeño tenemos personas muy grandes, jóvenes que se quieren comer el mundo de golpe, con fuerza, con ganas.

Es cierto, en Santa Ana todo es pequeño, bueno, en El Salvador, incluso las personas somos pequeños, pero parece que esa pequeñez no es una limitante, las puertas que se abren por cada uno de los que construimos este país e intentamos que se abran bien, como se debe. Creo que la necesidad, así como hizo erguirse al neandertal, nos va haciendo crecer a nosotros.  La ventaja de  pertenecer a un grupo de teatro es que no tiene una calificación alguna. Calificar alumnos sería descalificarlo, la tarea que como docente tengo es guiarlo y no cuantificar su comportamiento. En Gruta nadie tiene la obligación de formar parte, allí todo están por su propia voluntad e interés, crece el que quiere crecer. Poco a poco se van haciendo grandes.

Arthur Miller, otro dramaturgo estadounidense el respecto solía decir que hay una energía potencial en la juventud que hace que las cosas exploten con fuerza. Así sucede con mis alumnos de Gruta, abren sus vidas y explotan en escena. Ellos hablan de de su infancia, de sus problemáticas, de a mores y desamores, aunque no se puedan tratar, solo en el hecho de contarnos y de socializar nuestras vidas ya estamos haciendo mucho para construirnos o reconstruirnos. Hay un poder enorme en el teatro, en la forma de contar historias, en la forma de compartirla, esa es la magia del teatro, un misterio: las historias reales o ficticias no tocan. No todos los días nos presentamos ante al público pero sí todos los sábados nos enfrentamos a nosotros mismos. Muchas cosas se quedan a puerta cerrada como la obra de Sartre, se quedan en el aula, entre nosotros y otras sí, mostramos, aquellas que llevan un toque de maquillaje. Entre nosotros hay una confidencialidad, somos una familia. Esa fuerza de la que  habla Miller nadie la ve y nadie la ha visto en escena, solo en los ensayos entre nosotros.

He aprendido a ser menos anti social, porque lo soy, a pesar de  ser actor y pareciera todo lo contrario, soy como Lars el personaje de una película (Lars and the real girl) evito el contacto humano, con ellos aprendí a ser recíproco. Creo que hago teatro porque puedo tener contacto humano solo con personas especiales, porque no todos hacen teatro, solo son escogidos, contados. En total hay un aproximado de 10 estudiantes constantes en Gruta y así como los amigos se pueden contar con la mano, así mismo se pueden contar los interesados en desnudarse ante el público sus corazones, sus historias. Esa es la verdadera importancia el arte de actuar, contrario a que piensan que se hacen  mentirosos, no, no somos mentirosos, somos muy honestos, buscamos ser honestos con nosotros y aceptamos a los demás. Aceptar las diferencias en gruta es la única y gran regla de juego a seguir. Así es como nos transformamos en seres sociales, así interactuamos.

Claro que no todo es el paraíso, Gruta sufre de todo lo que sufren los grupos de teatro en todo el mundo. Pero pareciera que ser jóvenes nos evita tomar las cosas con menos rudeza y ser más flexibles.

Hay alumnos que tenían una timidez increíble, otros que su actitud no colaboraba para el trabajo en grupo. Gruta nunca ha discriminado la participación, cada uno descubre su rumbo, tomas sus propias decisiones. No hay un colador que determine quién es parte o quien no; quien se va es porque no encuentra lo que busca. Luchamos sobre todo en aplacar las malas actitudes, el irrespeto y el ego que no permite crecer y no permite aprender. Con cada montaje el enfrentamiento es nuevo, así como el teatro, como en arte, no existe una fórmula exacta o perfecta para crear.

Creo, que lo más importante de Gruta no es el espectáculo, sino los días de ensayos, o los días que no ensayamos y nos dedicamos a comer y platicar, creo que los más importante como decía Victo Hugo: el arte del actor se crea en  privado y se desarrolla en público. El trabajo de gruta es el aula u afuera de ella, no es cuantitativo, no es público, se queda entre nosotros, se queda conmigo.

No violentamos nuestros procesos naturales de aprendizajes, aprende cada uno en su ritmo de vida y de acorde a su interés.

Aún no hemos perdido la capacidad de sorprendernos. Yo los llevo a otras actividades, vamos al cine, salimos a comer, vamos a los museo a San Salvador, hacemos actividades en conjunto con otras instituciones. El panorama es más amplio, más completo. Esa sí es una educación integral, o integradora, aún tengo problemas con esa palabra.  Aprendemos, con toda propiedad, jugando, aprendemos para la vida.

Seguramente puede que se dediquen a otra cosa y el teatro les  haya ayudado grandemente a no ser actores de la escena sino de la vida misma.


Y lo que puedo decir a José Abraham sobre los espacios grandes o pequeños, es que los espacios, los crea el actor.

lunes, 13 de enero de 2014

Mientras espero

No sé qué me está pasando que cuanto más envejezco, más pequeño me hago.

Hoy hace mucho volví a sentir esa sensación de cuanto tenía 13 años.

Estaba sentado en una roca esperando, con paciencia. Ella venía cada fin de semana. Era pesada, arrogante, muy masculina sentía yo o con una energía muy fuerte para mi. Me hacía sentir débil y vulnerable.

Llegaron las 5 de la tarde y yo en la roca donde habíamos quedado. Había esperado 2 horas. No sé por qué se iba a quedar los fines de semana con su tía, mi vecina. Apareció. Era un viernes, y ella aún con el uniforme, seguro despúes de la escuela tomó las malestas para su estadía con su tía. Yo quería creer que era por mi.

Platicamos hasta tarde como solíamos hacer. Era una roca grande en la que nos sentábamos. Creo que yo era el hermano que nunca tuvo, y yo creo estaba enamorado o también sentía que era como mi hermana.

Ahora está casada con una chica en Estados Unidos, a veces me escribe cartas enormes y yo le respondo escuetamente.

Mis ojos ahora están puestos por otro lado.

Hoy recordé la roca, a ella, porque vuelvo a sentir esa sensación de espera.

jueves, 21 de noviembre de 2013

Me he vuelto un adulto

Cosas de este años que me vuelven un adulto.

Desde hace un tiempo me he negado a seguir escribiendo en este mi blog, hoy lo intento de nuevo como hijo pródigo. No suelo hacerlo, ahora, tan seguido por múltiples razones, la principal, es que esto es un compromiso conmigo que no he querido adquirir con seriedad.

En los últimos días me están sucediendo demasiadas cosas. En primer lugar hace un mes estrené Las Criadas, lo cual me da mucha satisfacción porque fue más de un año de preparación. La pequeña temporada fue un éxito.

En resumidas cuentas, estoy por egresar de literatura, de lo que sé nada. Pasado mañana me dan un premio en mi pueblo. He creado dos proyectos geniales para el otro año. Comenzaré mi tesis sobre el personaje en la dramaturgia de posguerra en El Salvador. Tengo programados dos viajes en enero. En fin.

Qué bueno y qué pesado, y como diría Alfonsina, lo más difícil
no es llegar a la cima, si no, mantenerse.
Amén.

PD: lo que me hace adulto es que tengo canas

lunes, 6 de mayo de 2013

Entre nos y entre vos

Ahí vamos de nuevo. Precisamente cuando alguna que otras fisuras dejan de ser arrugas y otras se vuelven maleza, los mosquitos atacan cada poro, como si los conocieran, como si fueran dueños de ellos, su cráteres.

Somos cráneos decía una amigo en una correspondencia, así, cráneos. Yo me siento inválido y enyesado, y me pica el yeso, me rasco y quedan cicatrices. Ahora más que nunca me vuelvo yeso, me vuelvo cicatriz  me vuelvo carne rasgada y morada, carne trémula-tímida, intima.

Mañana viene una migo de Nicaragua a quedarse conmigo, me causa una ternura enorme, tengo nada que ofrecerle pero es un espejo para mi. Yo necesito ayuda y tendré que dársela a otro. Y por otro lado sigo comunicándome con otras personas a través de un correo que posibilita originar el monólogo. Pero he aquí que soy nada y cuando eso pasa, me convierto a mí mismo, a buscar de entre algunas cosa qué queda de quién fui, o qué queda de quien soy.

Siguen picando los mosquitos, se llevan mi sangre, llora mi piel.

domingo, 24 de marzo de 2013

Un intento leve

A veces las cosa no van muy bien. Y ni siquiera la sintaxis está a favor.
Se juntan un montón de nudos de garganta.
Brotan espinillas donde no te lo imaginas, y duelen peor que en otros lados del cuerpo. Te hacen ver feo.
A veces te falla el botón de encender.
Se te termina la pasta de dientes, te toca con el enjuague nada más. Pierdes el cepillo ¿dónde está el maldito cepillo de dientes? Es muy importante cuidarse los dientes.
Tu muela cordal salió hace ratos y ahora te muerdes sin querer.
Siempre has tenido panza que te hace ver mal y ahora ha crecido mucho más.
Ves más porno que nunca.
Te depilas por primera vez las piernas con una afeitadora.
Comes rápido.
A veces, cuando las cosas no van muy bien, sientes que constantemente tropiezas. Pareciera que no manejas muy bien los zapatos.
No descansas.
Siempre estás pendiente de las redes sociales, en especial el Facebook.
Siempre hay alguien con quien hablas mucho y nada (los mejores amigos del mundo pero nunca nos abrazamos)
Esas veces se están convirtiendo en rutina.
Te desvelas escuchando música de Janis Joplin.
De repente te entran una ganas enormes de desnudarte, de emprender locura.
De tirarte.
De coger con quien siempre has querido pero que nunca se ha podido.
De visitar a tu abuelo que vive lejos y quedarte un día con él, que te cuente quién es.
Dan ganas de dormir mucho tiempo, como tres días.
Pero lo que hacés es emborracharte hasta el vómito que te representa y te devuelve la conciencia.
A veces pierdes a un ser amado. Borras poco a poco su foto mojando un paño con saliva y lágrima.
Mucha gente sin comida, sin internet, sin saldo, sin zapatos.
Mucha gente tiene mi edad y se queja, tiene crisis, se frustran, les da miedo llegar a los treinta.
Acongoja no tener amigos, hermanos, padrinos, hijos con quien joder y a quien extrañar.
A mi no me pasa todo esto, no me siento así. Yo soy feliz, yo tengo lo que quiero lo que siempre he querido.
Bueno, no todo. Quizás...
                                       solo a veces, hay un leve, muy leve intento de escribirle un papel, dejarlo bajo su puerta:
Hola, estoy vivo todavía.