martes, 15 de noviembre de 2011

EL LADO OSCURO DEL CORAZÓN

A lo Friedrich von Schlegel, Louis Aragón, Poe, Burchard y Yo, una nota sobre lo que tengo cerca de mis pulmones, y lo que estoy haciendo a un lado, el lado oscuro… y de cómo no dar juicios precipitados.

Estaba demasiado  cansado y tenía mucho sueño, me acosté aproximadamente a las diez de la noche. Me desperté sudando. Soñé que corría entre la nieve en medio de un laberinto pero Penderecki sonaba raro, alguien me perseguía con una hacha. Con una gran angustia, al despertarme, comencé a sollozar y me acordé que se parecía a mis convulsiones de pequeño y comenzó un ataque de asma que no pensaba parar, encendí mi lamparita feel-touch y comencé a buscar una pastilla de salbutamol que tenía en casos de emergencia como este, nada. Doblemente muy agitado. Primero, desesperado porque no tenía solución ni podía salir a una clínica como hace meses lo hacía en mi anterior casa. Nada, nada, ni nadie, tomé agua. Me dije: - Gustavo calmáte -. Decidí encender la compu, vi la hora, eran las 0:30 y no entendí, le di clic a la hora porque no sabía qué horas eran las 0:31, aparece el reloj de aguja de Windows y era las 12:32. Recordé cuando aprendí leer el reloj  de aguja a partir de que me pidieron en la escuela, hacer un reloj de aguja y mi mamá me ayudó, y tuvimos una discusión muy dura porque yo lo quería en cartón de un metro de alto y que fuera de péndulo. Ahí frente al reloj de aguja de Windows, supe, entendí, estoy solo.
Me agité mucho más, tocía, tocía y me volví a repetir: - Gustavo, calma (monólogo tierno, interior) -. Decidí mejor, ver la película El lado oscuro del corazón. Me negaba a verla (ya había hecho un clip-trailer de los que suelo hacer adelantando la película para saber si me gustará), me negaba porque está realizada-inspirada en varios poetas, entre ellos Mario Benedetti, y su poesía no me gusta. Pero como sería una larga madrugada y además escucharía la poesía de otros poetas que sí me gustan; Benedetti, al igual que mi asma y otras cosas, no se merecían atención. Sorprendióme. Mi agitación no paró pero de repente mi concentración ya no estaba en el tiempo, ni lo corto del ingreso de oxígeno a mis pulmones, ni el miedo o delirio de persecución por el sueño que por cierto era la segunda vez que lo padezco, ni en relojes de  agujas de péndulo, ni en otras cosas. Sorprendióme, porque habían esculturas de Hugo Soto, y me encantan, porque Martha Serrana Lima canta al final y un tal Carlos Blanco inventa la cama que es un elemento visual muy poético; pero sobre todo, a pesar de haber escuchado la poesía de Oliverio Girondo, Juan Gelman, sorprendióme la participación real en la película, de Mario Benedetti que hablaba (recita) alemán, y sorprendióme más un poema que tocó más allá de mis pulmones agitados y miedosos. Tocó lo que estoy haciendo a un lado, y no precisamente a un lado oscuro del corazón. Este es el poema, para mí:

                NO TE SALVES
No te quedes inmóvil al borde del camino, no congeles el júbilo, no quieras con desgana, no te salves, ahora, ni nunca, no te salves. No te llenes de calma. No reserves del mundo tan solo un rincón tranquilo. No dejes caer los párpados pesados como juicios. No te quedes sin labios. No te duermas sin sueño. No te pienses sin sangre, no te juzgues sin tiempo.
Pero si pese a todo, no puedes evitarlo y congelas el júbilo y quieres con desgana y te salvas ahora y te llenas de calma y reservas del mundo solo un rincón tranquilo y dejas caer los parpados pesados como juicio y te secas sin labios y  te duermes sin sueño y te piensas sin sangre y te juzgas sin tiempo y te quedas inmóvil al borde del camino, y te salvas… entonces…
No te quedes conmigo…
                                                                                                              M. Benedetti

Moraleja, DEJAR de hacer esos clip-trailer, leerme lo que no he leído, para no dar juicios precipitados, tal como me paso con el nuevo helado de la nevería que trae una dona encima; comprar mi inhalador o más pastillas, o no sé… (soy malo para las moralejas, ni sé porque estoy tratando de escribir una). Lo que puedo decir es que, este poema me gustó mucho igual que el helado con dona. Amanecí escribiendo esta entrada, un poco menos agitado… reflexionado mucho, en la película, de mi vida (esto último suena cursi, clicheroso y kitch, pero es cierto, reflexioné).
Apagar la compu, subir a la terraza y dejar que el sol me vea, sin aire, ojeroso, pero que me vea. Lloroso, pero que me vea… …Llorar a lágrima viva, llorar a choros, llorar la digestión, el sueño, de amabilidad y de amarillo, empaparme el alma, inundar las veredas y los paseos, asistir a los cursos de antropología y llorar, llorarlo todo pero llorarlo bien, llorar por la nariz y la rodilla, llorar de flacura, improvisando, de memoria, de asma, llorar todo el insomnio y todo el día.

No hay comentarios:

Publicar un comentario