jueves, 12 de enero de 2012

Enero



Esperar que el sol salga, después de una noche  de desvelo y hacerse más preguntas que nunca es un intento por poner el dedo tratando de permanecer siempre en la oscuridad de la madrugada cuando es inevitable que ese sol venga y aparezca. Puedes haber muerto y él seguirá saliendo, por eso es muy importante bajar la guardia y guardar el pulgar, ese que intenta ocultarlo, y preparar un café para seguir leyendo el libro, o escribiéndolo. 

[Volver a sentir la sensación de ese libro, la sensación de gustarte mucho y recordar que la noche anterior tuviste que caminar mucho hacia tu casa, porque el bus te dejó muy lejos por haber penetrado tanto en la historia que perdiste la noción aristotélica]

Todo toma sentido esta mañana, todo tiene sentido en este corazón, gracias al calor que impregna el café y la razón. El libro no es más que el sol, un sol que no quema, un sol de inicio de día, un sol ante un cielo despejado, unos ojos ante un techo despejado; gracias a ello sentir que tu espacio se hace más grande como tu angustia y tu miedo. Por favor no intentes recompensarte los juicios y desvaríos en un momento de escribir en tu diario. ¡Deja de escribir el libro, deja de leer el libro, hoy es un día de enero, toma tu ropa deportiva y anda! Al terminar puedes volver, después de una ducha, a hundirte en tus sábanas calientitas mientras escuchas tu ópera favorita y comienzas a descansar de verdad, dejando que los sueños te lleven a ese lugar desconocido y que vuelvas a perder la verdadera noción aristotélica. 

Soñar que te vas en un hoyo sin fondo no tiene porqué desvelarte toda la madrugada.

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