domingo, 1 de enero de 2012

Estando en la estación de buses


Estando en la estación de buses, comenzó a escuchar una música, no sabía exactamente de quién, pero se le hacia conocida. Giró para identificar de dónde provenía. Los autobuses iban y venía, las gentes pasaban con sus compras, con sus hijos, con sus abuelas, los micro buseros gritaban su dirección y él estaba paralizado sin saber qué música era aquella que le estaba tocando el alma en un lugar bullicioso y caótico. De repente una chica vestida de negro bajó de un auto y se quedó esperando a su lado, la música se hacía más intensa. La chica parecía triste, como si también escuchara la composición. Dejaron de pasar los buses  y los autos, de la nada estaba sola la calle, y la gente ya no cruzaba, a penas y logró ver girar en la esquina un perro, mientras la música se escuchaba más intensa, aquella calle estaba vacía totalmente. De repente al doblar la calle venía un auto negro, adornado con flores, de donde provenía la música. La chica giró su mirada atravesándolo para observar el auto negro, caminó hacia él con su rostro de tristeza y se unió al montón de gente que venía caminando tras el auto, todos vestidos de negro. Él logró reconocer la gente y la composición musical. Los caminantes eran sus amigos, sus hijos, sus conocidos, todos pasaron frente ignorándolo por completo. Sintió  que perdía el calor de su piel, un viento soplo fuerte elevando su casaca, llevándose su bufanda, sin poder retenerla. Sus ojos se abrieron de sorpresa; había descubierto la composición, era de 1825, de un compositor austriaco, era de Schubert.

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