Esta mañana se levantó temprano,
preparó la comida del almuerzo, se puso las botas y la ropa de ayer, tomó el
chuzo y la bolsa de semillas. Al salir por la puerta de la cocina se enteró que
no llevaba sombrero y volvió por el. Una vez listo, caminó hacia el terreno que
le faltaba. Había al final de ese terreno un espacio vació en el que nunca
había sembrado, habían rocas, y mucha maleza. Regresó a la casa y tomó el
corvo, el azadón y la cuma. Tenia la plena convicción de sembrar en ese terreno
que faltaba ya que necesitaba más ingresos y la cosecha del año anterior había
sido devastada por unas constates lluvias, que en los noticiarios llamaron
huracán. Removió la maleza, quitó las piedras, y fumigó. Terminó de sembrar el
espacio que quedaba del terreno y descansó con la idea de que en el siguiente
día prepararía la tierra del nuevo espacio que nunca había tocado.
Nuevamente se levantó temprano y
con el azadón hizo los surcos, era una tierra muy blanda, quizá mejor que la
otra. No tardó más y comenzó a meter el chuzo, abriendo para poner los tres o
cuatro granos de maíz, luego poner el zapato para tapar y aplanar lo sembrado.
Así sucesivamente fue llenando de tres o cuatro granos cada uno de los espacios
entre la medida de una cuarta de mano, los cinco surcos que había hecho en aquel
nuevo terreno que antes solo era barranco de piedras y maleza. Esa noche no
soportó las ganas de contarle a su mujer que había sembrado en el barranco. La
mujer muy asustada le dijo que debió haber dejado ese lugar tal como estaba,
porque una culebra pudo haberle salido y mordido la pierna.
A la mañana siguiente la mujer se
levantó de madrugada para ir a ver si era cierto. Volvió a la casa y preparó el
desayuno y luego fue a levantar a su marido, lo sentó y él comió. Mientras
comía, ella le cambió la venda de la pierna y le puso más trapos mojados en el
cuello y la frente. Al terminar, él tomó su azadón, su chuzo y se fue a trabajar.
Y ella se quedó esperando a que volviera por el sombrero y también esperando
que en la noche le contara, lo que ya sabía.
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