martes, 3 de enero de 2012

Sueño de una noche de frio



 PRÓLOGO
Durmió el caballero, muy temprano en tiempo pero cansado en su estado. Eran las 19: 54, preparó su alcoba y reposó su andar.

ACTO I
Toca su puerta, abre, es la persona a la que recuerda vagamente que le pidió compañía. Entra en el lecho, conversan y le dice la verdad, con mucho dolor en su alma, comienza a tocar sus pechos. Ella es diferente y una música de tambores les va quitando la cobardía. Ya la conocía, ya había sido su estancia en el dolor de un amor lejano y volvía nuevamente a consolarlo; pero esta vez confesando lo que en aquella vez no confesó, ya que esta mujer había trabajado en la misma taberna que su amor.
-          Ella:                 ¿De dónde viene esa música?
-          ElCaballero:    No lo sé, creo que son los vecinos.
-          Ella:                 (Desnuda sobre él) Me asusta.
-          ElCaballero:    (También asustado) Solo es una música, relájate.
Los tambores incrementan su ritmo pero decrece la pasión de los dos. Ambos caen a cada lado de la cama.

ACTO II
-          El Caballero:   ¿Eso es lo que realmente pasó?
-          Ella:                 Si.
-          ElCaballero:    Creí que me estaba todo claro.
-          Ella:                Yo creí que lo tenías todo claro y por eso me volvías a llamar.
-          El Caballero:   Realmente no recuerdo haberte llamado.
Ella lo toca nuevamente y todo vuelve a su estado de deseo. Él toca sus partes y siente algo raro. Ella no es una mujer. Hay en los ojos de él un leve indicio de terror.

ACTO III
Se besan, y tocan, la música aumenta y aumenta su pasión. Los tambores enfrían la piel de él y se deja llevar por el ser que está encima haciéndose líquido. De  súbito él dice. Ella mueve su cuerpo con placer al ritmo de la música.
-          El Caballero:   Quiero vomitar.
El rostro de la mujer se desfigura, los tambores están sonando frente a ellos, él los puede ver. Sale corriendo, asustado, a la calle gritando que una vez amó, y que una mujer lagarto vino a su lecho. Era una prostituta que confesó todo lo que no sabía  de la mujer a la que amó toda la vida.
-          El Caballero:   Una mujer lagarto con sus tambores está en mi alcoba, vino de la
nadaa confesarme que se acostó con mi mujer, que tiene hijos con ella. La mujer lagarto es una prostituta que no llamé. La mujer lagarto tiene pene. La mujer lagarto, es la muerte.

EPÍLOGO:
Se despertó, estrujándose el estómago y pensando en aquel amor que lo engañó. Eran las 23:51. Lloró y seguido se le vino un ataque de asma, salió a la terraza a vomitar. Introducida la calma y la calma con un silencioso frio de miedo. El caballero, dijo, aceptando su locura:
-          El Caballero:               Al filo de una copa, y la copa en la punta de una pirámide,
están dos esgrimistas en un duelo injusto. Uno tiene una espada, y el otro un florete. Al final del encuentro una rosa se marca en la solapa desde el fondo de la camisa blanca, pero ambos caen de la pirámide de copas.




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